Reserva Natural Privada San Bartolo

Antaño, la vertiente pacífica del occidente panameño se hallaba envuelta en una inmaculada manta de selva tropical de bajura, ahora suplantada por la expansión de terrenos agrícolas. Los remanentes selváticos en este enclave sirven de testimonio vivaz del otrora esplendor natural y se erigen como santuarios para las especies que ahí perviven.

La Reserva Natural Privada San Bartolo emerge emplazada en el umbral costarricense-panameño, esta demarcación preserva vestigios de la selva tropical en la ribera pacífica de Panamá occidental. San Bartolo, además, se integra a una zona crucial para la biodiversidad (KBA #19269), y es cuna de especies confinadas al sureste costarricense.

Este rincón alberga faunas endémicas de la región, como el mono ardilla de Centroamérica (Saimiri oerstedii) y la rana ladrona de Golfito (Craugastor taurus), ambas catalogadas en peligro crítico de extinción a escala global. Investigaciones incipientes han catalogado especímenes únicos, entre ellos la Tangara-Hormiguera Carinegro (Habia atrimaxillaris) y flora como Calathea vinosa (Marantaceae) y Dracontium pittieri (Araceae). Además, San Bartolo podría representar el último bastión en Panamá para el Bushmaster Cabecinegra (Lachesis melanocephala), un ser vulnerabilizado.

Casi la totalidad de la selva aledaña a San Bartolo, de propiedad privada, carece de salvaguardias formales y se ve amenazada por la deforestación con fines pecuarios y agrícolas. Esta circunstancia plantea un riesgo inminente para los ecosistemas al interior de San Bartolo, puesto que la tala ilícita y el menoscabo del hábitat circundante imponen un asedio tenaz sobre los fragmentos forestales que aún subsisten.